martes, 26 de septiembre de 2017

Primer Lunes de Primavera

Me gusta la música, ahora mientras oigo un tema por primera vez, con un ritmo alucinante, pienso en que falta una semana para el cumpleaños de mi sobrino, y que esta semana es fin de mes.
Afuera hay un sol tibio, y mi compañero de escritorio está entrevistando a los jóvenes que asumirán el rol de ayudantes profesionales del proyecto.
Ha pasado un día y el título de la entrada se me ha escapado, pero continúo el relato. Ayer me llegó una oferta de un arriendo en el viejo barrio de Recreo. Y lo pienso y no me convenzo, sin embargo sé que en algún momento tengo que despegar y venirme a Viña o Valparaíso. Por tantas razones, y tan poco relevantes. Para dormir un poco más sin temor a llegar tarde, para cumplir mi promesa de independencia, y para poder gozar más de los tiempos libres.
Todo el panorama cambia cuando te enfrentas a decisiones que parecen triviales sin serlo.
Extraño a Ale, a Marcela, a Myriam. Mis grandes imponderables de Concepción.
La vida acá aun transcurre con poca trascendencia, y a veces no tengo más que a mi madre para contrastar las decisiones más básicas. A producir, me concentraré en alguna tarea de escritorio, y te contaré cómo me va más adelante.

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