miércoles, 30 de noviembre de 2016

Tanto, tanto tiempo.

Recesos públicos en busca de anonimidad.

Ha pasado mucho tiempo desde que dejé de escribir con alguna regularidad. Este año no hay entradas de ningún tipo por lo que tengo entendido.

Una persona que me quiere ha aparecido en el horizonte, y conversando le he hablado de este espacio, y ha venido a mirar. Bienvenido D., lo que cuento no siempre aclara nada. A veces solo es un desahogo que intenta ordenar mis ideas.

Por estos días he estado avanzando en mi propio libro de actas. No en el familiar, sino en el que compré la Navidad de 2014.

Enamorarme en primavera ha sido un acto de fe diferente, nuevo, bonito, y aterrador.

La verdad, debiera quizá estar concentrada en encontrar un empleo, y cada vez que me meto a los buscadores online termino más desilusionada a ese respecto. Ofrecen unos sueldos de miseria, en muchas posiciones que probablemente ni siquiera me elegirían por estar sobrecalificada. Eso me deja medio aletargada.

Tengo un proyecto en curso, con el funcionamiento de una vermicompostera. A ver si les voy contando al respecto.

Por ahora abrazos de oso, espero retomar el hábito de contar historias,

Bus Stop Singer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Mucho tiempo, a veces es demasiado. Una nueva letra, una nueva esperanza, quiera el destino que alguna vez encuentres lo que buscas, aunque eso signifique el fin de la historia. Los The End no existen, nada es un final, pero si hay fin de etapas y de procesos.

Anónimo dijo...

Acá estoy, rogando que una letra sea un nombre, y un nombre una historia.
Que las historias son para contarlas, reír o llorar con ellas, como hemos reído o llorado con las tuyas.
Toda historia, igual que las de acá, es parte de una vida, y de esa vida ruego ser parte.

D.

Anónimo dijo...

Se intentó, de veras que se intentó... Pero los astros, la vida y el destino quisieron otra cosa....
Pero siempre seré tu admirador y tu amigo, que es siempre mejor que ser un ente anónimo.
D.