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jueves, 27 de septiembre de 2012

Anillo de plata: Un compromiso femenino

Ayer por fin hice el trabajo más importante para conseguir mi deseo no numerado de obtener un anillo de oro. Fui a una joyería a cotizar. El resultado fue una sorpresa mayúscula que me deja pocas opciones a la hora de concretar la meta específica, y que decidí marcar de todas maneras con un hito que por ahora representa al hito permanente: un anillo de plata con circones, concretamente el que llevo en la foto en este post. Sí señoras y señores, ésa es mi mano. Comprometida por cierto.
Luego pensándolo bien, la elección no deja de tener sentido. Y aquí viene el concepto que no necesariamente se concibió desde el principio, pero sirve igual al propósito imperecedero. (esto en honor a J.C. que dice que los actos para ser artísticos deben tener un concepto detrás)
La plata es el metal relacionado con la luna, la luna es el astro relacionado con la mujer, porque marca sus ciclos, y le indica todo tipo de secretos de la tierra con la que la mujer tiene un pacto de preservar la vida. El oro es el metal relacionado al hombre, porque se relaciona con el sol, y este con la medición del tiempo en años, más adecuada a la mente racional y voladora del hombre. Así en tanto, para marcar el hito de una época en que comienzo a valerme por mi misma, sin ayuda de un hombre, un anillo de plata va bien. Eso y la diferencia de precio entre ambos objetos: un anillo discreto de oro amarillo que pese dos gramos (al menos en la joyería que visité) vale al menos 16 veces lo que vale este anillo que llevo en la foto -y en este momento en la mano. Siendo dos quintos de mi sueldo algo que necesito reunir si quiero gastar, no está a mi alcance comprarlo de inmediato. Pero el constante recordatorio en la mano tiene otras funciones que iré probando... recordar la mesura al gastar para poder elegir el ahorro como opción viable, recordar caminar al menos treinta minutos diarios por mi salud y belleza, pensar antes de criticar para hacer dieta de emociones negativas, en fin... Procurar madurar un poco.
Hay otra cosa que me inquieta, aunque sin embargo, no creo que haga de inmediato... Ronda mi cabeza el título o tema de un cuento que leí tiempo atrás: la máquina de escribir que cumplía deseos. ¿Por qué? porque aunque era una premisa de fantasía en el cuento, me he dado cuenta de que el poder de la palabra escrita (a mano o máquina) es superior al pensamiento simple. Cuando he expresado mi deseo de conseguir determinadas metas en el blog, o incluso en mi diario -lo sé, debo ser de las pocas personas que todavía hoy llevan un diario de vida, aunque la palabra diario sea un eufemismo...- la vida se ha encargado de otorgarme esos deseos o respuestas claras respecto de por qué no son fáciles de conseguir, o respuestas mejores la consecución de objetivos impensados.
Creo que lanzar al Universo un deseo, pública o privadamente, tiene un poder inmenso. Lo digo también para reafirmar un tema conversado en el almuerzo esta semana junto a mis compañeras de trabajo, y comentado en el blog de mi amiga X.: La expresión del decreto conminando a la divinidad interna es relevante a la hora de conseguir un objetivo a tiempo.
 
Un ejemplo de esta expresión de deseo es la oración que me regaló una amiga cuando di mi tesis de grado en 2006. Yo tenía miedo a la presentación. Llevaba meses escribiendo la tesis, esperando las correcciones, levantándome de mi miseria y autocomplacencia, porque temía que lo que me dijera Ms. Vid fuera cierto. En mi fuero hiper interno, sabía que lo suyo era una falacia magna, pero mi magullado amor propio no se conformaba con saber algo tan simple. Buscaba excusas para no levantarme la semana de la presentación. Hasta que llegó ese jueves de ¿diciembre? de 2006, me vestí, me arreglé medianamente, y partí a la Universidad. Llevaba un powerpoint probado la tarde anterior cientos de veces en el living de mi casa, con la fórmula de C.W. para una presentación efectiva. Iba insegura, pero dispuesta a demostrar que mi inteligencia era un poco superior al desorden de mi pelo rebelde. Y casi sin creerlo presencié cómo el mantra repetido una veintena de veces dejaba fluir un resultado positivo. Saqué puntuación 6.5 de 7.0. Yo, una alumna inteligente, pero del montón. Fue un alivio inmenso. Mi sorpresa fue superior al constatar que mi yo hiper interno tenía razón: Ms. Vid estaba equivocada, al menos con respecto al hecho de que yo pudiera conseguir aprobar, o meramente superar mi estrés para actuar como la ocasión amerita.
 
Trabajo más o menos con el editor de imagen, este es el resultado de la compra de ayer en una foto que agregué anoche al blog.
 
 
 
Por último expresado en el deseo puntual de lograr un objetivo la oración de C.F.:
"En el nombre de la Diosa que yo soy, pido que mi anillo de oro llegue a mi vida antes de la primavera de 2013. Así sea, Así sea, Así sea, Hecho está".
 
Bus stop singer commited to her project.

viernes, 31 de agosto de 2012

Luna azul

Cuando posteé ayer, no tenía idea del fenómeno de la luna azul. Sin embargo su efecto se hizo notar. Tenía alguna noción de haber visto a la luna antes este mes, pero como no necesariamente uno anda pendiente de ello, no estaba en mis registros.
Me pareció maravillosa. 
Vi a mi amigo Geólogo. Estuvimos mirando tele y riéndonos de lo lindo con las bromas de Charlie Sheen en una de las primeras temporadas de Two and a Half Men, me sentí como cachorra en esa situación, sin obligación de hablar todo el rato... algo que no ocurre siempre. Salimos a comer al Alto Las Condes, y tuvimos una conversación versada en varios tópicos de común interés. El principal tema fue las diferencias de personalidades: extrovertidos v/s introvertidos: defectos y virtudes, ventajas y desventajas.
Otro tema fue la paternidad... los miedos que conlleva, el reloj biológico, etcétera. Un matrimonio joven, se sentó cerca de nuestra mesa, con un hijo menor de dos años, que insistía en mirarme y "conversarme". Geólogo me hizo notar que había causado furor. No puedo negar que mi ternura hacia el niño ralló en la envidia, claro no alcanzó a serla porque los bebés son puros.
Cuando él iba a pagar la cuenta fui al baño, y al salir no lo vi. Eso me hizo pensar que se había ido a fumar, salí a buscarlo, y cuando no lo encontré de nuevo me extrañó. De pronto, el mesero se acercó a mi y me dijo:
-Señora, su marido fue a buscar plata a un cajero, porque se nos cayó el sistema de la Redcompra...
Y yo, plop. Fui incapaz de corregir la alocución. No tenía idea que parecíamos marido y mujer. Creo que nunca nadie me había dicho que pareciera la mujer de alguien, mucho menos por lo del cuento de que no llevo anillos... Y por unos instantes me agradó la imagen. La pareja joven, con pocos años de casados que no tienen hijos todavía, comiendo juntos el día viernes, antes de volver a pasar el fin de semana descansando juntos también.
No es nuestra historia ni de cerca, por supuesto, pero suena rica. Saliendo del mall, condujo hasta mi casa, esperó que llamara a mi mamá, a mi familia para abrirme la puerta - dejé las llaves en el dormitorio por error esta mañana- y le conté un tema personal. Conversamos un ratito, nos despedimos con un piquito, y me dijo: -Te quiero- bruto como es él, continuó con un: -Cómo amiga, pero te quiero. 
Consecuente con mis creencias le dije: -Uno quiere a la gente como gente, si es como amigo, hermano u otra cosa, no es necesario decirlo. Yo también te quiero tonto.
Me bajé y me entré.

P.S.: Por un par de averiguaciones que he hecho, descubrí que hay tres Mercedes en mi familia. Mi abuela, cuyo segundo nombre es Mercedes, su abuela, y una tía abuela de mi papá. Creo que si en algún minuto de mi vida mi deseo lanzado al Universo se cumple y tengo una hija, se llamará Mercedes.

P.S.2: Posteriormente mi papá me contó que su tía tenía otro nombre, sin embargo mi abuela me confirmó que una tía de ella aparte de su abuela se llamaba Mercedes también ;)