martes, 8 de agosto de 2017

Campanas.

El sábado Cata y Felipe vinieron a vernos a la cabaña. Almorzamos juntos, con mi abuelo que también vino, y salimos a dar un paseo a la playa por Cachagua y Maitencillo, que estuvo bellísimo.
A la vuelta de ese paseo, llegamos a casa a tomar té, con unas empanadas que compramos a Luzmi, y que por cierto son de lo mejor, y Felipe decidió contarnos que desde el viernes estaban comprometidos a casarse.
Le pidió matrimonio en la Universidad donde se conocieron... y le regaló un bonito anillo fabricado por su primo orfebre.
La conversación entonces cobró otra dimensión y escapó a otros lugares: dietas, salones de evento, preparativos y fechas.
Aun no hay mucho planeado, yo me he comprometido a buscar las tradicionales chiches de la novia: algo azul, algo prestado, algo antiguo, algo nuevo. Creo que eso es. Y aparte a llevar una caja con una moneda de cien por día, para colaborar si fuera necesario.
Llevo trescientos pesos. Bueno van tres días... :)
Siempre los vi dando este paso y que esa ilusión se reitere desde su decisión es muy bonito.
A organizar entonces una linda boda!!
A.

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