lunes, 8 de octubre de 2012

La consabida vuelta

El fin de semana fue redondo como dicen algunos. El viernes me pasó a buscar un amigo nuevo- de aquellos que todavía no sé cuánto rato se quedarán cerca - salimos a comer, fuimos a conversar y luego me dejó en el terminal de buses. El viaje a Concepción estuvo intranquilo, al lado de un caballero que me tuvo toda la noche despertando -bueno no él, sino el hecho de que no podía dejar de preocuparme por dormir inclinada hacia algún lado lo menos molesto posible. La película TED en todo caso, muy divertida. Allá, dormí hasta las diez y media, y luego lo de siempre: ayudar en la casa, conversar y algo nuevo: acompañar a mamá a una entrevista con la gente de la Radio Biobio.
Espero que ése sea un inicio de algo importante en su desarrollo de iniciativas en favor de la comunidad. Mi mam tiene talento, y eso debiera notarse de algún modo.
En la tarde el cumpleaños de L. Pocos niños, pero suficientes para que pareciera cumpleaños. Nos reímos mucho. Y luego, A. me llevó a su casa a ver a su hermana mayor, mi otra concuñada, que estaba de visita - y que de hecho quizá vea ahora en Santiago- Nos reímos hasta las dos y media de la mañana. Fin de semana intenso.
Ayer desperté tarde, aunque dentro del horario tardío de mis papás, no de acá. Almorcé con la familia, consolé a L. cuando fuimos a dejar a su mamá al terminal de buses, dormí una siesta con él, y luego tomé un bus de vuelta a Santiago a las 11.00. Llegué acá un cuarto para las cinco de la mañana. Al trabajo diez para las ocho. Locura.
He luchado sin mucho éxito contra el sueño buena parte de la mañana, ya después de un café con leche pasó lo peor. Al menos revisé lo más importante del trabajo.
Pero no he hablado de lo que me gravitó el sábado. Con el muchacho que conocí el viernes nos dimos unos besos locos. Nada del otro mundo. Bastante tímido y acotado por el tiempo. Y el sábado tenía una ansiedad en la garganta, algo extraño, ganas de más. Tanto tiempo sin esa sensación me había hecho olvidar lo que era.
Y además hablamos con las chicas del amor de la vida y el amor presente. Y sentí como un llamado primitivo a anclar un amor presente. Eso es. No tengo idea si mis entrañas me estaban engañando. A lo mejor es una tonta volada mía... Pero sentí un grado de conexión intelectual rico, un nerviosismo de su parte que quería ser derribado sin saber por dónde, una necesidad de anclar también. Veremos si vuelve a aparecer, mal que mal puede que todo eso pasara en mi lado de la vereda, y en el suyo pasara otra cosa distinta. Puede ser cualquier cosa.
Tengo que ponerme las pilas para el babyshower de M. de X. La frazadita está casi lista, pero hay que buscar otras ideas concretas para la fiesta misma.
Vuelvo al tema: Quisiera no ser tan propensa a comprar la necesidad de amor externo que nos vende la publicidad, Señores... ¿es esa necesidad real? o ¿sugerida y adquirida? Termina siendo cierta, pero a falta de una buena mascota animal, y de un buen hombre que me quiera, ¿Qué hago si no tengo más chances? Ahora entiendo como una de mis abuelas fue capaz de aceptar ser la segunda. Tuvo miedo de ser la ninguna, y ese miedo fue superior a todo. Falta hora y media para el almuerzo, y ya quiero correr al comedor. Todo se trastorna cuando andas pendiente de lunas de Jupiter.
A.

1 comentario:

See you soon dijo...

El amors, el amors...
Sólo sé que cuando llegó quien ahora está a mi lado, decidí que era mi elegido y no le di posibilidad de mirar atrás. Supongo que ayudó demasiado el hecho de que él pensara lo mismo de mi. De todas maneras, siempre he creído que el amor es diferente para todos por un motivo superior. Debe ser así. Mi consejo: disfruta las cenas, los procesos, hasta los cuestionamientos y la soledad. Nunca sabemos cuándo estamos en medio de LA historia de nuestras vidas.
"See you soon" (canción de Coldplay, te la recomiendo).