jueves, 30 de agosto de 2012

Pozos del Café

Esta mañana H. el facilitador en mi oficina, me ofreció café de grano. Sabe que me gusta, y generalmente, lo agradezco... porque el café instantáneo no me seduce en lo más mínimo.
Tomé una foto del café aposado en la taza porque quisiera compartirla con mamam. La verdad, ella cuando estamos juntas y hay tiempo interpreta estas cosas para mi. Tome la fotografía con la cámara web del pc de mi escritorio, claro no se distinguen las siete figurillas alargadas en el centro de una especie de brazos... y el resultado final tiene que ver con la manipulación de la taza también.
El café de grano tiene una cosa especial, un olor que es ácido y rico, que vale por si mismo, con o sin azúcar, con o sin leche.Que exalta los sentidos sin botarte en un extremo incontrolable, claro que quienes me conocen bien saben que no siempre puede ser mi mejor amigo tampoco.
 
Espero mamam vea la foto, y me cuente qué ve. Extraño nuestras conversaciones y ratonear en la cartera la plata necesaria para invitarla a tomar algo fuera, o para comer. Creo que en parte mis incursiones de las tardes adineradas tiene que ver con mi comunicación con ella también. Es difícil decir que tengo una relación del todo sana con mamam. La adoro, y ella me cuida como no cuidó a ninguno de mis hermanos. Pero dependo de ella como niña a veces, mucho, mucho. Extraño su forma de enfrentar la vida en esta ciudad que me acoje, pero que me empuja hacia el individualismo que se gesta en tres horas diarias de paseo en micro desde la casa al trabajo y del trabajo a la casa.
Extraño una interpretación audaz de mis sueños, como solo mamam los ve, con sus ojos y no los míos, dándole sentido incluso a las pesadillas más insólitas. Mamam es como una orgullosa gallina que cuida de sus pollos, aunque sean grandes gallinas con polluelos propios, o gallos dirigentes de gallinero. Es generosa, y un verdadero ejemplo de roles. Es curioso, porque cuando vivo con ella muchas veces evito su presencia cuando quiero reforzar mis ideas. Cuando quiero un juicio dulce de cosas que a veces son ácidas. Acepta que le pongamos nombres, mim, titi, y otros. Acepta que la queramos con nuestras limitaciones y nos reta a ser mejores. Se mete donde no la llaman, y se defiende con argumentos que nadie excepto una madre puede sacar a colación. Consuela cuando nadie quiere consolar, visita cuando nadie quiere ver, cocina cuando hay que obligar a comer.
Dicen que de seis hermanos fui la que más tiempo tomó leche de pecho. Casi un año, o poco más. Dejó de alimentarme de esta manera cuando se embarazó de mi hermana que me sigue. Y para no descalcificarse. Cuando yo nací casi perdió la vida en el parto, sin embargo se encargó de repetirme cada cumpleaños de que yo no era culpable de eso, que solo las circunstancias eran responsables de ese momento de dolor. Me recogió de mis pataletas, me cuidó. Es curioso, pero me cuesta pensar en alguien más fuerte que ella, más campeona.
Lanzo el deseo a la vida, y sin fecha, sin límites, porque no sé si es un deseo que se cumplirá.
Quiero tener hijos que conozcan a mamam ahora que es joven, a los que ella cuente cuentos cuando vayan a dormir a su casa, a los que ella me ayude a criar, enseñar, mimar. Antes no creía que pudiera desear esto. Durante mucho tiempo me limité a creer que estaba castigada, en suspenso, por los medicamentos, el tratamiento, y el miedo. En buenas cuentas por la Enfermedad.
Sé que para dar un paso así se necesitan dos. No pretendo que eso sea un proceso casual, producto de tanta historia paralela en mi vida. Pero quiero un nido, con polluelos propios. Confío en Dios que puedo, que tengo el apoyo de personas que me quieren, y que me ayudarán a no caer de nuevo. No sé de dónde surgió todo esto. La verdad creo que mi relación con mamam solo estará completa cuando yo pase a ser mamam de la próxima generación. Se requerirá de magia y paciencia. De fe. De todo el cariño del mundo. Lanzo este deseo al mundo porque si no lo digo pasará el tiempo, y solo seré la tía de los nietos de mamam, y mi guata no tendrá la oportunidad de gestar vida. Y no es eso lo que quiero. Y si no lo digo, si no lo pido, si no me dispongo a recibir el regalo... Difícilmente se me concederá.
Ahora, encontrar a quien quiera acompañarme en el rol de padre de ese polluelo, será otra historia. Espero que exitosa. Una nunca sabe. En todo caso, es lo de menos. Con el tiempo uno debe integrar tantos factores a su vida como le sea posible y esperar que las cosas funcionen.
Cariños desde el mundo de los sueños,
 
Ms. bus stop singer.

1 comentario:

Luna Azul dijo...

Ms. bus stop singer definitivamente me encanta la manera que te sxpresas a través de las palabras.
Creo que tu actitud frente a la maternidad está bien encaminada. Como te dije alguna vez, prepárate para aquello, porque para algunas mujeres, entre las que me incluyo, tener un hijo es casi la pega de la vida y a veces sientes que se te va en el camino. Lo ideal es que puedas contar con un compañero que ayude con el espermatozoide, pero que también colabore con todo lo demás, y no me refiero sólo a cambiar pañales. Seguramente un embarazo para ti, como lo es para mi, va a requerir de muchos cuidados, de mucha contención, de mucha fuerza y valentía. Si la llegada de la primavera amenaza con tumbarnos, imagínate la concepción de un bebé!!
Más allá de todo, no hay nada más hermoso que ésto, nada. Y lo mereces muchísimo. Creo que un alma llena de tantos colores como la tuya tiene todo el derecho a conocer el color más brillante de todos.
No te entrampes en los detalles: el tiempo, el cómo, el con quién. Deja que fluya.
Un abrazo!