martes, 29 de septiembre de 2009

la cita que no fue

Sucedió que hoy me invitaron a salir un rato, a la hora de almuerzo, para conocernos. Se supone que nos tomaríamos algo por ahi, por alguna razón, todo se resumió a unos besos en el estacionamiento subterráneo de la municipalidad. No me quejo, pues me agrado, sin embargo, quedamos de vernos por la tarde. Me avisó que estaba retrasado, pero que vendría. Luego a eso de las diez, le llamé para saber qué había pasado, y me dijo que estaba comiendo y la comunicación se cortó.
Luego intenté de nuevo, volvió a cortarse, y supuse que era mejor desistir. Mañana me pagan mi primer sueldo, después de un mes trabajando los fines de semana como recepcionista de un hotel. Tendremos una reunión, espero que con buenas noticias, y cobraré los pesos que me gané a pulso. Una vez más, después de todo este tiempo.
Estoy cansada, y tengo una sensación agridulce por el impasse antiromántico. Presiento una mentira, o al menos un desinterés aunque no sé muy bien si es una impresión por una lata, o qué.
Quiero creer que estoy equivocada, y malinterpreté algunas señales, pero ante la incertidumbre respecto de qué fue exactamente lo que malinterpreté, tengo una sensación de pérdida que no quiero tener. Es injusto, pues de alguna manera creo que tenía expectativas, cuando jamás debí alentarlas. Tengo pena, y es por lo que pudo haber sido, o lo que será, con menos emoción ahora, si llegase a concretarse.
Es eso que no controlamos, las variables desconocidas, las que nos llaman a gritar cuando hay algo desesperante en nuestro entorno. Desesperante por desesperanza, no por otra exasperante.
Quisiera creer que dejaré este sentimiento entre las almohadas y las sábanas, en alguna clase de pesadilla, y mañana recuperaré la sonrisa que tenía esta mañana. Las ganas de bailar con la música de la radio de la cocina. El entusiasmo y la alegría eterna.
A veces, en momentos como este me extraño a mi misma, a la chica alegre, y bombásticamente despertar la alegría en otros que me vean, con quienes compartamos, o con quienes me crucen.
Puede que mañana sea la cita que hoy no fue. Pero algo se habrá quebrado, y eso es lo que me desencanta.
besos

1 comentario:

Nico dijo...

Andy!:
Estamos en la misma.
La diferencia, es que dejé de amargarme por gente que no me quiere y que no vale que me bajonee ni sufra, mientras la contraparte, esta muerta de la risa. Ya pasé esa etapa y me siento orgulloso de mi mismo.