miércoles, 26 de septiembre de 2012

Revisando Howto, escribiendo, leyendo, reciclando literatura

Mi expreso deseo Nº 10, es uno de los más entretenidos hasta ahora, sobre todo por que toma tiempo. Y eso que he avanzado en la escuálida meta de llegar a las 90 páginas de mi primera novela rosa. -voy en la 79.- Lo cierto es que como ex estudiante de bachillerato en literatura y además tras años de devorar literatura de todo tipo, especialmente rosa, tengo claro que esto requiere de un quiebre. Algo que sucede en la vida real también, pero que no es rico revivir, ni detallar.
¿Por qué digo esto? Porque en todas las páginas escritas, mis personajes se aman... y aun no tienen diferencias suficientes para cuestionarse esa premisa y trascender. Y lo más importante de todo... les di una oportunidad de separarse, dos en realidad, y no pude romperles el corazón...
Entonces inicié mi búsqueda por el sitio Howto, con las palabras "how to write a love story" y similares, y me encontré con varias respuestas que conocía, e ideas que había visualizado, aunque admito no he puesto en práctica. A mi querida X, en tus días de licencia sería bueno que revisaras este tipo de sugerencias, son prácticas y útiles.
Una de ellas implica trazar una especie de mapa previo. Definir el tipo de historia que se quiere lograr: comedia, tragedia, drama. Definir a los personajes. En un resumen. Con pequeños detalles destacados para el posterior desarrollo de sus cualidades individuales durante la escritura.
Creo que aunque implique volver atrás, me tomaré el tiempo de revisar lo escrito y trazar ese mapa, de modo de terminar el mapa apropiadamente y luego retomar la escritura gruesa.
Revisé a grandes rasgos las últimas entradas del blog, y claramente nunca mencioné ni la librería ni al librero.
La historia es simple. Fuera de la lista hay un sin número de deseos -no expresados en el blog- y dos expresados: comprar un anillo de oro para mi dedo anular que implique un compromiso conmigo misma y tener un hijo. Eso. Tan simple. El día que me alisé el pelo no comenté nada de esto, porque era tarde, estaba pasada de oxígeno -hiperventilada como se dice- y bueno. Sucedió que buscaba una joyería (que luego supe que se fue al mall y quedaba más arriba) cuando entré a la galería. Allí vi una librería, decidí subir a verla, porque me llamó la atención que no era una cadena de librerías, sino algo más clásico, más boutique vintage. Efectivamente al mirar los libros con detención vi que eran usados, y que estaban en buen estado, y pensé que era una buena idea preguntar si compraban para vender los libros que tengo en casa demás, pero no lo hice de inmediato. Saliendo de allí, sin cruzar mayor palabra con el librero, vi la peluquería donde pregunté por el alisado, y algo que ustedes saben, decidí impulsivamente concretar el proyecto planteado hace rato (en febrero) de alisarme el pelo de modo más definitivo (dos o tres meses).
Días más tarde, volví a la galería para preguntar por la peluquera, pues quería recortarme el pelo. Ella no estaba, así que pasé a saludar al librero y preguntarle si compraba libros, cambiaba, vendía y  en qué condiciones, etc. Sentado junto a él un hombre de espaldas, pelo largo y blanco me llamó la atención. Imaginé a un contemporáneo de mi padre. Mi sorpresa fue mayor al notar que tendria a lo sumo cuarenta y algo años, guapísimo por cierto, en fin, no me desviaré en mis suspiros por el desconocido de la sonrisa complaciente e irónica.
F. el librero, como supe al presentarme y preguntar su nombre, me explicó que compraban libros, que prefería que no le llevara muchas novelas rosas porque tenía bastantes, y que tendría que llevarles y él me ofertaría algo.  Me pareció justo, y estaba entre mis planes traerme mis libros de Concepción, para ir llevando las novelas rosas entre otros libros que pudieran ser de mayor interés para F. alias "el librero", y en fin. No lo hice, porque se me olvidó a última hora, además no me hubiesen cabido en la mochila de viaje.
Finalmente, antes de irme, él me preguntó si era clienta de la peluquera, a lo que respondí vagamente que había entrado por curiosidad después de descubrir la librería, y él me dijo que era una excelente peluquera. Cuento corto, cuando fui al masaje con la hermana de la peluquera, y saliendo del salón, me asomé a mirar con detención un título de Philip Roth que estaba en la vitrina, sin mirar nada más en particular, y noté que el librero me miraba y me saludaba con la mano, como si fueramos conocidos de tanto tiempo.
Al parecer el deseo de conocer gente por medios más concretos se enraiza en varias actividades de mi vida cotidiana por estos días. ¡Que así sea, hecho está!
La señorita que canta en el paradero de la micro.
 
P.S.: Por cierto, luego de terminar "Dime quién soy", empecé con el primer libro de la trilogía Tirano, de Christian Cameron. Como es un tipo de novela histórica, poblada de amplias descripciones de realidades no tan cercanas a la mía, y de naturaleza varonil, debo admitir que me toma más tiempo leerla. Además no estoy dedicando tanto tiempo a la lectura. También sigo viendo la teleserie Dama y Obrero de TVN, y ayer incorpore "La Sexóloga" de Chilevisión al repertorio de consumo.... Oh sí, despotrico contra el consumo y sólo soy una consumista más. Intentaré ser una consumista más hormiga, o sea de esas que disfrutan la primavera y el verano, pero igual se preparan para el invierno.
Probablemente no leerás este post, pero feliz cumpleaños K.W. No lo recordé solo por el Facebook reminder.

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