Mañana cumplo 36 años y me viene un dolor de guata de alegría, de nervios y de mucho comer sobras de la tarde de ayer, cuando celebramos este paso.
Lo pasé genial, y quiero que esa alegría se siga multiplicando. Quiero buenos momentos, quiero buena onda.
El año pasado fue un buen año, un tanto inestable económicamente hablando, pero en el cual me afiancé con mi actividad diaria, que también es importante.
Hace un par de días conocí al médico que me atenderá este año. Es un interno simpático y divertido que habla en plural. Me planteó la posibilidad de cambiar mis medicamentos para hacer viable un embarazo. ¡Qué terror! Nada me gustaría más en la vida que estar segura de querer un hijo. Tantas amigas y herman@s embarcadas en la paternidad, y yo aun cuestionándomelo. Claro no es simple, ni recomendable intentarlo de un tris. Por eso y en virtud de que es un optimista (igual que yo) creyente en que la vida puede cambiar de la noche a la mañana es que me recetó ácido fólico al desayuno.
En el último tiempo fui a ver un par de películas de todo mi agrado al cine: Divergente, y Endless Love. Ambas entretenidas dentro de su estilo.
He escrito poco, postulado a un par de trabajos, y creo que tengo que postular a otro. He soñado mucho, y despertado idiota, pero lo más importante, sigo creyendo que algo mejor nos espera mañana, y si no llueve, pasear a Tolo, leer un libro, tejer y decirme a mi misma Felicidades, eres una campeona.
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