Han pasado tantas cosas desde el 30 de setiembre. Ordené un poco más, si, pero no di con todo. Ya estamos a diciembre y ciertamente estoy un poco más ligera de equipaje, pero también un poco asustada.
El 18 de octubre Chile, mi país, estalló socialmente. Lo primero fueron unos días antes: las evasiones del pago del metro en Santiago por parte de estudiantes secundarios. Luego del 18, y ya con estado de excepciòn, comenzó una semana de toques de queda, y de miedo. A lo que nos pudiera suceder a nosotros o a algun ser querido. Luego y hasta su cierre el negocio se abrió por horas mucho más cortas, y mi amado decidió vender. Esta es la primera semana sin negocio, y estoy aunque soy el pelo de la cola de los afectados, un poco triste y algo ansiosa. El sábado pasado fuimos a sacar las cosas, limpiar y entregar el local, y cargamos una pila de golosinas.
Y llevamos una semana viendonos las caras en el departamento, pensando como mejorar nuestros ingresos, postulando a trabajos un poco más en serio, y nada.
Estoy cansada, creo que saldré a caminar un ratito y a llenarme de energia del mar.
Bus stop singer
Ánimo de anonimato Reflexiones acerca de lo que podría pasarle a cualquiera, aunque sucediera cerca mío. A veces, uno no quiere que algunos sepan lo que piensa. Nota editorial: la ausencia de firma no implica regalía de derechos de autor. Si quiere citar alguna de las entradas deje un comentario. Los nombres de los coprotagonistas de éstas historias han sido cambiados o reducidos por motivos de discresión.
viernes, 6 de diciembre de 2019
Estallido Social
Esto va de:
caminata,
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toque de queda
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