Pasé tres días fuera de casa, tres días que me dieron vuelta el esquema entero de cómo tengo que vivir de ahora en adelante. El primero fue el lunes, que resultó algo alterado. Salimos de casa a las ocho para partir a las nueve a Santiago, y el bus salió un cuarto para las diez. En el camino el chofer y el auxiliar notaron una fuga de aceite, e iban parando vez tras vez para no quedar en panne... Lo que atrasó todo el viaje. Conseguí que aun cuando llegué una hora y media tarde al hospital me dieran los remedios. Y luego llamé a la consulta de la doctora para que me respetaran el turno, lo que afortunadamente también conseguí. Lo que no pude conseguir fue evitarme el diagnóstico de insulino resistente, o diabetes (uno creo) así pues no puedo comer azúcar por motivo alguno, y tengo que hacer dieta estricta.
Esa noche nuestros planes de viajar a Viña estaban medio aguados y con mamá decidimos dormir en Santiago para viajar a Concepción de vuelta el martes. Pero resultó que a las seis y media del martes llama a mi hermana mi abuela para comunicarle que falleció su hermano y que le avise a mi mamá porque era su padrino de bautismo.
Así pues nuestro ansiado panorama en Viña se confirmó por esas cosas de la vida. Estando allá fuimos al velorio, donde me encontre con una prima-amiga, que me invitó a comer, y mientras solucionabamos un tema con pasajes para su marido desde Copiapó, me llamaron del Simce Inglés para una entrevista el miércoles en Concepción, afortunadamente se podía rendir la misma prueba el viernes, asi que me inscribí para el viernes. Mañana por lo tanto me toca presentarme para lo cual leí un texto y tengo que vestirme formalita. Aun no resuelvo ese tema.
El miércoles almorzamos temprano donde mi abuela y a las dos fuimos al funeral del tío Luis. A pesar de no conocerle tanto debo admitir que me conmovieron las palabras de su nieta y de sus hijos. Aproveché de ver a muchos primos que en mucho tiempo no veía. Esa tarde en el cementerio arreglamos las tumbas de otros miembros de la familia que visitamos las pocas veces que pasamos por allá (aunque para mi abuela es una costumbre más habitual) y luego de comprar feria tomamos once donde mi abuela para partir a las once de la noche desde Viña a Concepción. Llegando acá debo admitir que he dormido dormido dormido. El viaje me pasó la cuenta.
Besitos
ABCD
1 comentario:
Suerte con la entrevista, Andre!
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